EL
CORAZÓN DEL VENCIDO COMO TROFEO DE GUERRA.
En cuanto una
persona tiene un comportamiento agresivo o salvaje se le califica como “animal”
o “bestia”, identificando de manera simplista las reacciones instintivas propias
de seres vivos sin “raciocinio” con la maldad pura y dura de los humanos que
son perversos per se. Sin embargo, por regla general, los animales sólo
utilizan la violencia para alimentarse o defenderse mientras nosotros podemos
hacerlo, por el puro placer de infligir un daño o disfrutar de un poder físico
sobre otro. La reafirmación personal recurriendo a lo más primitivo de nuestro
ser nos advierte de lo fácil que resulta retroceder milenios y lo difícil que
es avanzar, dotarse de leyes y mantener una convivencia pacífica, respetuosa
con la diferencia y tolerante ante la discrepancia.