domingo, 9 de febrero de 2014

LA CENSURA TURCA A INTERNET

Si algo ha caracterizado la historia reciente de Oriente Próximo es la falta de libertad de los ciudadanos bajo los diferentes tipos de opresión que se han dado y siguen dándose en la región. Esta falta de libertad se tradujo en la restricción, cuando no supresión total, de la libertad de expresión y opinión, de información, de movimiento y de ejercicio político. No sorprende pues que, Irán, pueda dar un paso más en el cerco que está aplicando a todo tipo de disensión y diferenciación.
Así, frente al artículo 5º de la Constitución iraní que establece que:

El idioma y la escritura oficiales de Irán, la lengua franca de su gente, es el persa. Los documentos oficiales, la correspondencia y los textos, así como los libros de texto, deben estar en este idioma y escritura. Sin embargo, se permite además del persa, el uso de las lenguas regionales y tribales en la prensa y los medios de comunicación, así como para la enseñanza de su literatura en las escuelas.

La Academia Persa de Lengua y Literatura ha recomendado al gobierno de Rohani que no lo aplique porque mermaría la unidad del país y perjudicaría el desarrollo de la lengua persa. La asimilación y, si ésta no es eficaz, la eliminación, de los “diferentes” y los “disidentes” es lo que diferencia a los estados totalitarios de las democracias.

            La riqueza cultural y social de un país deriva de la diversidad de sus ciudadanos. En el caso de Irán, lugar de paso de civilizaciones orientales y occidentales, ésta se traduce en un 16% de la población que es de origen azerí, un 10%  kurdo, un 2% de baluchis, árabes y turcomanos, y, en menor medida de pashtunes, armenios, georgianos, asirios y judíos. Es decir, si esta propuesta de la Academia Persa fuera adelante, el 40% de la población que habita Irán sería privada del derecho a expresarse en su lengua materna en aras a la unificación y preeminencia del persa. Un acontecimiento lamentable a añadir a la larga lista de tropelías del régimen persa a la que ya estamos acostumbrados.

Lo que sí asombra – no a aquellos que somos conscientes y venimos anunciando y denunciado el devenir autoritario de Erdogan - es que, un país, “teóricamente” democrático, como Turquía, está en proceso de aprobación de una legislación que restringe la difusión de información, sobre todo, por internet. Así la Dirección de Telecomunicaciones de este país, podría, de llegar a aprobarse definitivamente esta nueva normativa, acceder sin restricciones a las actividades en línea de los usuarios y aumentar su capacidad para bloquear contenido sin autorización judicial. Así mismo, obligaría a los proveedores de alojamientos a recopilar y conservar información sobre sus usuarios durante un máximo de dos años. Un paso más al cerrojo informativo en un país que, desde 2007, ha bloqueado el acceso a 1.112 páginas de internet.[1]

            Y es que a Erdogan, no le basta con aplicar mano dura en las calles para aplacar las protestas contra sus políticas de islamización radical sino que quiere “acallar” la difusión de cualquier información o crítica contra él o sus actividades, sobre todo, tras la lluvia de noticias que, un día sí y otro también, dan a conocer la dimensión de los casos de corrupción. Tampoco le ha parecido suficiente el ataque constante a los periodistas que ha convertido a Turquía en el país que más ha encarcelado en 2013 en todo el mundo[2]. Ahora quiere cerrar el grifo por el cual se filtra toda la información que no ha podido frenar: internet. Según la empresa de sondeos turca Konda[3], el 77,6% de los que protestaron por el caso de la Plaza Taksim se informaron a través de la red de redes.  Baste recordar que Erdogan calificó a las redes sociales como “la peor amenaza para la sociedad”.

Con esta ley Turquía pasaría a formar parte del selecto club de los países que aplican una censura más radical a la circulación de información por internet, a saber, Arabia Saudita, Corea del Norte, Irán, Turkmenistán y Vietnam, entre otros. Un paso más que debería alejarle definitivamente de sus aspiraciones a entrar en la Unión Europea.

La censura informativa es una práctica, por otra parte, que ya tiene solera allí, baste recordar la prohibición absoluta de difundir noticias o información sobre la situación del Kurdistán hasta hace poco, así como, la práctica habitual de encarcelar a cualquiera que criticara esta política represiva y la negación del genocidio armenio.

Entre tanto, los turcos, sobre todo, los jóvenes que tienen en internet una base fundamental de comunicación e interacción, han salido a las calles a protestar una vez más. Puede que Erdogan haga oídos sordos a esta nueva demanda y siga adelante con la ley cerrojo de internet, pero, sin duda, pagará un alto precio en votos, aunque, es probable que no podamos enterarnos por la censura.








[1] http://www.hurriyet.com.tr/english/domestic/10029075.asp?scr=1y
[2] http://www.hurriyetdailynews.com/new-media-laws-increasing-internet-censorship-in-turkey.aspx?pageID=449&nID=61212&NewsCatID=396
[3] http://www.konda.com.tr/en/about_us.php

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