jueves, 24 de julio de 2014

CUATRO MILLONES DE MUJERES IRAQUÍES CORREN EL RIESGO DE SER MUTILADAS.

Soy mujer pero, ante todo y, sobre todo, soy persona y, por ello, cualquier tipo de mutilación me parece una salvajada propia de la época de las cavernas. La agresión, el daño, la lesión a otra persona en nombre de una fe o como castigo a una falta o delito es, obviamente, una deplorable reminiscencia del código de Hammurabi, adecuada, hace un par de milenios, a sociedades en las que la vida humana y la integridad física tenían poco o nulo valor. Pero, hoy en día, no sólo suponen una violación de los derechos humanos sino un acto gratuito y sin sentido que no tienen el efecto disuasorio que justifica su aplicación.

            Por ello, la extensión de la ablación genital femenina, una práctica que no sólo supone una agresión gravísima a la integridad física y moral, una privación del derecho a la sexualidad y una manifestación más de la discriminación hacia las mujeres sino la demostración palpable del retroceso en la garantía de los derechos y protección que el género femenino está viviendo en las últimas décadas merece la condena más unánime y decidida, y debe ser perseguida con el máximo rigor.

            De ser una práctica esporádica en determinadas tribus africanas, ha ido extendiéndose como un cáncer por todo el continente. Según datos de UNICEF[1], por ejemplo, el 91% de las mujeres egipcias, han sido genitalmente mutiladas. En Iraq, fue totalmente prohibida en época de Saddam Hussein – un dictador y genocida quien, sin embargo, garantizó más derechos y protegió de la manera más decidida y amplia a la mujer en todo Oriente Próximo – y sólo empezó a salir a la luz en algunas localidades del Kurdistán iraquí, sometidas a la creciente influencia del islamismo radical.

Y por si alguien quiere alegar que es una práctica recogida en el Corán como la circuncisión de los varones, vaya por delante que, en ninguna Sora de este texto sagrado lo recoge. Lo que es más, Mahoma hacía hincapié en la obligación de satisfacer a la mujer en las relaciones sexuales.

            Hoy la alerta la ha dado la ONU, a través de la responsable para la ayuda humanitaria en Iraq, Jaqueline Badcock. Parece ser  - aunque no ha sido confirmado por otros medios todavía - que los salvajes criminales del, autodenominado, Estado Islámico, han decretado que TODAS LAS MUJERES DESDE LA ADOLESCENCIA HASTA LOS 49 AÑOS SEAN SOMETIDAS A LA MUTILACIÓN GENITAL[2].

            La Comunidad Internacional se ha lavado las manos, ante las atrocidades que el Estado Islámico está cometiendo en el tercio del territorio sirio que está bajo su control, ante la feroz lucha que los kurdos y los opositores, que se les han unido, están desarrollando en la zona norte del país, de la expropiación de las propiedades, persecución y expulsión de todos los cristianos que viven en la provincia iraquí de Nínive. Entretenidos con los bombardeos de Gaza y la actuación de otro de los grupos fundamentalistas islamistas que asolan Oriente Próximo, Hamás, han desatendido el descontrol que afecta al tercio de Iraq bajo las botas del Estado Islámico. A Obama ya no le interesa enfangarse en otro conflicto en la zona ahora que está fuera de Iraq, ya bastante tiene con el enfrentamiento con Rusia, a la Unión Europea hace tiempo que ni se la espera y la ONU sólo sabe emitir resoluciones de condena sin efectividad práctica.

            La ablación genital femenina no sólo priva a las mujeres de la obtención de placer con las relaciones sexuales, lo cual de por sí, ya es un atentado inadmisible contra sus derechos sino que tiene unas repercusiones físicas y psíquicas gravísimas. Desde infecciones y desangramientos que pueden conducir a la muerte hasta secuelas como relaciones sexuales muy dolorosas, partos que pueden ocasionar el fallecimiento de madre y/o el hijo, lesiones que derivan en incontinencia urinaria y otras.

            ¿Qué pasaría si el Estado Islámico decretara la castración de todos los hombres desde la adolescencia hasta los 50 años? A todo el mundo le parecería una barbaridad, pues la mutilación genital femenina es lo mismo, con la única diferencia que no priva a las mujeres, en la mayoría de los casos, de la capacidad reproductiva. Y es esta capacidad reproductiva lo único que quieren, además de satisfacer su deseo sexual personal sin compartirlo con una mujer, los salvajes del Estado Islámico.

            CUATRO MILLONES DE MUJERES IRAQUÍES CORREN EL RIESGO DE SER MUTILADAS si la Comunidad Internacional no actúa para frenar el avance del Estado Islámico, obligando al gobierno de Baghdad a actuar como se supone que debe actuar un ejecutivo, protegiendo y defendiendo a la población de los ataques y agresiones exógenas.

            Protejamos a cuatro millones de mujeres a las que se les quiere imponer una práctica que nada tiene que ver ni con su fe, ni con su tradición, ni con la razón. Defendamos a cuatro millones de mujeres que pueden multiplicarse si no se acaba con la lacra del terrorismo del Estado Islámico tanto en Iraq como en Siria.






[1] http://data.unicef.org/child-protection/fgmc

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