Ni yo soy tu
enemigo ni tú eres el mío, nuestro enemigo es aquel que intenta que lo seamos.
Esta
frase escrita en árabe es uno de los mensajes que los iraquíes están haciendo
circular por la red de redes para concienciar sobre el infierno que se ha
desatado en su país.
Desde
la invasión de Iraq en 2003, el castillo de naipes sobre el que se asentaba
este país se ha ido desmoronando poco a poco. La eliminación, por la coalición internacional, del esqueleto
militar y de las fuerzas de seguridad que lo sustentaba, ha hecho que el frágil, cuando no inexistente tejido, de cohesión sucumbiera al avance del sectarismo. Y
es que, este país “inventado” por los británicos en 1921 es el resultado de la
unión forzosa de, al menos, tres realidades tan diferentes como enfrentadas en
numerosas ocasiones.