La
muerte del cuarto y último Califa, Ali Ibn Abu Talib, sobrino y yerno de Mahoma,
el 27 de enero de 661, cerró la era de los Rashidun – los bien guiados u
ortodoxos - , marcó el inicio de una nueva era en la joven fe musulmana al
tiempo que sentenciaba, para siempre, una escisión con los chíitas. Una escisión que, lejos
de haberse solventado ha ido agrandándose y agravándose con el tiempo. El
conflicto, no obstante, no era nuevo, ya se había iniciado dos décadas antes
con el fallecimiento de Mahoma.