Sé que no es nada
diplomático y que, además, no es mi estilo pero lo cierto es que cada día me
reafirmo en mi opinión de que, el actual Presidente de la República de Turquía,
el islamista Recep Tayyip Erdogan, es un vulgar mercachifle con ínfulas de
estadista, que en lugar de haber aprendido que la prudencia en la política es
una virtud imprescindible se ha convertido en el hazmerreir del selecto club de
los miembros de la OTAN.