He iniciado y borrado este artículo en
varias ocasiones y no ha sido ni por falta de inspiración ni de tiempo, aunque
éste sea cada vez más escaso. Tampoco se ha debido a no encontrar un tema que
comentar, por el contrario, ha sido la incesante sucesión de acontecimientos la
que ha impedido que remate un texto sin que su contenido resulte obsoleto. Eso es lo que sucede cuando se intenta hacer comentarios sobre la
actualidad.
En cualquier caso, me gustaría iniciar
este comentario deseando, de corazón, a todos mis lectores un Feliz y Próspero Año Nuevo, y
al resto del mundo cierta cordura para encauzar la deriva en la que nos
encontramos. Sé que mis sentimientos serán compartidos por la mayoría aunque, la
realidad que nos rodea hará que la segunda parte de mi deseo sea totalmente
utópico. 2016 se presenta, aún más oscuro y tenebroso que 2015, al menos, para
esa parte del planeta a la que suelo dedicar mis escritos: Oriente Próximo.